miércoles, 19 de enero de 2011

Destino


"En la circunferencia, el comienzo y el fin coinciden" Heráclito (filósofo griego)
¿Sólo en la circunferencia? le preguntaría yo al gran Heráclito. Acaso no es la vida también una circunferencia, un principio con un fin en el que la mayor parte de las veces acabamos igual que empezamos. En cierto modo puede resultar irónico, pero cuanto más lo pienso más real me parece. Yo me enfado muchísimo cada vez que veo una película o leo un libro en los que el fin coincide con el principio, quizás ese enfado no sea con el director o con el autor, sino conmigo misma. Pienso en todos los años que han pasado, incluso siglos, entre aquellas sociedades feudales y clasicistas, y las sociedades actuales, en las que un pobre puede convertirse en rico de la misma manera que un rico se convierte en pobre. Pero, algunas noches, noches en las que no puedo contener la chirriante voz de mi pesado cerebro (ese que no me deja dormir hasta que ha ideado un utópico plan para solventar los problemas del planeta), vienen a mi mente una y mil veces todas las acciones que llevamos a cabo los seres humanos, todas las decisiones que tomamos día tras día, y decido al fin que el destino no puede existir, que cada uno se forma su propia vida, su propio destino. Lo malo es que me despierto cada mañana y tras un buen desayuno sigo escuchando a la gente de mi alrededor decir cosas como "era su destino", "ya estaba escrito", "no había nada que hacer", etc., entonces vuelvo a pensar si no será cierto que ese cruel destino existe. Pregunto a mi alrededor y todos responden con un rotundo sí, nadie duda de que ese al que culpan de las malas cosas existe, pero yo me niego una y mil veces a creerlo. Pienso que si existiese no valdría de nada todo lo que hago o todo lo que dejo de hacer.
Quizás lo único que deseo es convencerme a mi misma de que no existe para así encontrar razones para seguir viviendo, o simplemente me niego a creer que mi libertad puede estar cortada por algo invisible que va a decidir por mí como termina todo lo que yo empiece.
En fin, a lo mejor existe, quien sabe, y yo tengo que resignarme a que mi vida puede ser como una de esas películas o de esos libros que no hacen más que trazar circunferencias.

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