miércoles, 19 de enero de 2011

Quiero...


Quiero que me oigas sin juzgarme.

Quiero que opines sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.

Quiero que me cuides sin anularme.

Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces sin asfixiarme.

Quiero que me animes sin empujarme.

Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas sin mentiras.

Quiero que te acerques sin invadirme.

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas… que hoy puedes contar conmigo…

¡Sin condiciones!

Esta es la hermosa letra de uno de los cuentos de uno de mis escritores favoritos: Jorge Bucay. Los que me conocéis y los que me leéis, que en definitiva es lo mismo, sabéis que yo no soy creyente, pero si existe una definición de Dios, Bucay es uno para mí. Desde que llegó a mí por primera vez, gracias a una buena profesora y una excelente persona, le he cogido un cariño enorme a este maravilloso personaje. No podría definir con palabras todo lo que sus escritos despiertan en mí, es algo especial. Si tenéis la ocasión leedlo, entonces lo comprenderéis. Es de esas personas que dejan huella, de los que cuando en el futuro te preguntan que es lo qué recuerdas de un pasado que querrías olvidar, lo mencionas a él y a sus obras. Ya en este "poema" queda patente su arte y su genialidad, a quién no le encantaría que le dijesen estas palabras, quién no sueña con un amor como ese... la única duda que puede existir es si ese tipo de amor existe.


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